"Al menos, para las mujeres, tiene mejor gusto, pensé en medio de aquellos lienzos embadurnados de oscuridad. Perplejo al principio, fascinado después, veía como las imágenes de aquellas telas iban saliendo de su marco mientras se acercaban a mí. De los gestos amables pasaron a los mimos y luego vinieron las caricias, hasta sumirme en un gozo y una felicidad indescriptibles. Cuando desperté ya no quedaba nadie, todo parecía muy triste y no me podía mover. El reflejo de la ventana me devolvió la imagen de mi rostro, aterrado, dentro de uno de aquellos cuadros."
(7-I-09)
Autor: Fernando García
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